¡Quieran Oirlo los Hombres!

Conversaciones sobre Antroposofia


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LO OBVIO

Artículo de ANTONIO MARTINEZ ALCALÁ:

Si de alguna manera tuviéramos que definir el siglo XX quizás nos inclináramos por hacerlo como el de la cultura de lo obvio. Una y otra vez nos dejamos arrastrar sin más, casi sin reflexión, por aquello que a fuerza de ser comúnmente aceptado cobra categoría de evidente. Esta pasividad consecuencia de la comodidad de la rutina nos conduce a una modorra intelectual que nos impide, observar en lo obvio, la causa de un estancamiento en las formas y en el hacer que llega hasta la parálisis del elemento creador del hombre, tanto en lo social como en lo cotidiano.

Para situarnos en lo que significa la puerilidad de lo notorio acudamos a, observar desde un pensar vivo y no desde el subterfugio de lo obvio, un ejemplo. Parece que dentro de lo comúnmente aceptado, el pagar una cuota para cubrir gastos en una sociedad cualquiera, es algo que casi no merece ser discutido. Sin embargo hagamos un ejercicio de voluntad y no dejándonos llevar por el hábito, tratemos de navegar en el terreno prohibido y desarrollemos aunque sea someramente el tema.

Cuando pagamos una cuota, solución cómoda, nuestra vinculación con tal sociedad queda satisfecha. Somos miembros de derecho en ella y tenemos la posibilidad de acogernos a sus estatutos, asistir a las asambleas y ejercer el derecho al voto llegado el caso.

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¿Qué ocurre en la Sociedad?

Sólo conocemos la verdad de la naturaleza exterior cuando partimos desde la esencia espiritual del Ser Humano. Este es uno de los fundamentos de la Ciencia Espiritual. En las relaciones sociales vivimos un mundo común cuya coherencia descansa en la naturaleza que comparten los Seres Humanos y los demás reinos naturales. En el mundo del espíritu somos «islas» que flotan en un océano onírico. Aquellos miembros de la Sociedad que se dedican al mundo del espíritu sin vincularse a la naturaleza de las relaciones sociales pierden el suelo bajo sus pies. Sólo un verdadero interés por lo anímico-corporal de otros miembros de la Sociedad y nuestra vinculación a ésta podrá generar una verdadera vida en el Espíritu. El amor con el que se acoge lo anímico-corporal puede generar nueva vida en la Sociedad Antroposófica. Más allá de lo que está bien o de lo que está mal, el calor del corazón revelará la palabra que nos situará en lo correcto y lo verdadero, en el Espíritu. ¿Qué ocurre en la Sociedad? Es la pregunta que mide la calidad espiritual de nuestra aspiración por la Antroposofía.


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Aspiración de conocimiento espiritual y la voluntad de autodominio.

En un artículo anterior escribí sobre los «miembros activos»… con ocasión del estudio de la Carta a los Miembros del 24 de febrero de 1924 me gustaría escribir sobre la «actitud interior» de los miembros activos.

Dependerá de cómo desarrollen la Antroposofía los miembros activos de la sociedad el que solamente sirva para desarrollar pensamientos o sirva también para encender la vida. Es necesario coraje para avivar el entusiasmo y salir al encuentro del «otro-a» con interés renovado y con calor en el corazón. También se necesita fortaleza para mantenerse ante la crítica, el menosprecio o incluso la denigración.

La Antroposofía ha nutrido a mentes maravillosas que han sabido gestionar su contenido con habilidad… hasta el punto de generar entusiasmo en el público para emprender causas relacionadas con el «desarrollo social y espiritual». Y es una labor importante ser abanderado del saber Antropósofo en el mundo. El peligro es que genere una «exaltación emocional» que disuelva el verdadero desarrollo y evolución de sus seguidores… como también la envidia en el oyente puede generar apatía y actitud estéril ante los problemas del mundo.

La virtud de la fortaleza es intermedia entre la «cobardía» que produciría el temor ante una sociedad predadora cuya máxima es la permanencia del más fuerte y la «temeridad» que implicaría un adentramiento sin un trabajo ético y moral.

Vivificar el pensar es contemplar al «otro-a» como un ser en evolución, desarrollar un interés por el o ella desde la «imaginación» de la verdadera realización de su «Yo superior»; es lo que Otto Schamer llama «contemplar el futuro tal y como emerge». Esta vida en el pensar hace que se pueda desarrollar fuerza en la voluntad y calor en el sentir.


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SOBRE EL SABER DEL ANTROPÓSOFO.

Artículo escrito por Juan Luis Morales Aguilar.

Frecuentemente se pueden observar entre nosotros los antropósofos actitudes o valoraciones estrictas cuando no inquisitorias en relación a lo que consideramos aportaciones, posiciones o filosofías equivocadas, o hacia los errores y debilidades de los demás. Estas actitudes se pueden manifestar entre antropósofos y también entre personas de cualquier otro ámbito de la vida, aunque existe una tendencia a que afecte de forma más enfatizada a los miembros de la Sociedad Antroposófica. Se pueden apuntar varias razones de esta particularidad de los miembros de la Sociedad Antroposófica; entre otras, un reforzamiento de la conciencia individual producido por el empeño en el estudio y en el autodesarrollo siguiendo la particular metodología antroposófica, que promueve, entre otras características, un reforzamiento del pensamiento y del sentido crítico.

Cuanto mayor es el saber acumulado más frecuentemente se suele acentuar esta propensión -aunque afortunadamente muchas veces no sea así – siendo, a mi juicio, esta tendencia un barómetro a tener en cuenta para evaluar la propia sana apertura hacia lo nuevo que nos viene de fuera. Hoy en día, esta actitud abierta, comprensiva e integradora es un reto personal muy importante y quizás decisivo para los miembros de la Sociedad Antroposófica, a los efectos de que la Antroposofía pueda cumplir sus objetivos.

La arquitectura del conocimiento antroposófico sobre el Ser Humano y el Mundo es muy compleja, abarcando todos los ámbitos de la vida. Quizás ese enorme caudal de conocimientos, que se amplía continuamente, tiende a situarnos de una forma progresivamente más definida ante los requerimientos de la vida. Y eso puede fortalecernos en nosotros mismos, pero también puede debilitar nuestra verdadera tolerancia y apertura al exterior si esta posición no va acompañada de una imprescindible pregunta personal que me parece conveniente que nos hiciéramos frecuentemente…

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Líneas maestras Antroposóficas.

Y continuando ahora con la V Carta a los Miembros que Rudolf Steiner escribió el 17 de febrero de 1924 entresaco las tareas de la Sociedad Antroposófica, de la Junta y de los miembros individuales. La junta de la Sociedad es garante de la Antroposofía. La Sociedad es una unión de personas que quieren entenderse con la junta de manera viva para ser también fiadores de la Antroposofía. Pero el futuro espiritual solamente puede aparecer en el desarrollo libre del obrar del miembro individual. Y esta vinculación del individuo con la Sociedad sólo es posible desde el interior del ser humano, no meramente desde el aspecto exterior (pertenencia por pagar las cuotas)

La junta de la Sociedad, como garante de la Antroposofía, armoniza –a través de las «líneas maestras»– la dirección en la que los miembros actúan unos con otros en la Sociedad. Y el miembro individual despliega su actividad espiritual en el seno de la Sociedad, pero sin pretender satisfacer ahí sus fines personales o de su iniciativa, sino como fiador de la Antroposofía en unión con la Sociedad. Sólo es lícito el despliegue libre de una visión personal fuera del marco de la Sociedad.


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Los Miembros Activos y la Sociedad Antroposófica.

Repasando la cuarta «Carta a los Miembros» que Rudolf Steiner escribió para la revista semanal «Das Goetheanum» en su edición del 10 de Febrero de 1924, planteo las siguientes reflexiones: Cuando un miembro de la Sociedad Antroposófica decide llevar una iniciativa al mundo –medicina, arte, pedagogía, agricultura, docencia en charlas o cursos, terapia, una Rama Antroposófica y un largo etcétera – debe conocer tres aspectos:

  • tener clara la situación espiritual general de nuestro tiempo,
  • la tarea de la Antroposofía,
  • y estar en colaboración, en la medida de lo posible, con otros miembros en el seno de la Sociedad.

Esta triple necesidad se contempla en una doble perspectiva, la de la Sociedad y la de los miembros activos.

¿Qué espera el miembro activo de la Sociedad? Que la Sociedad ofrezca una imagen del estado espiritual general de nuestra época que le ayude a comprenderlo; que la Sociedad oriente las tareas de la Antroposofía y que la Sociedad provea de una plataforma común que permita la colaboración. ¿Qué espera la Sociedad del miembro activo? Que la iniciativa del miembro activo parta de un reconocimiento del estado espiritual general de nuestra época; que la iniciativa del miembro activo esté en armonía con las tareas que emanan de la Antroposofía y que la iniciativa del miembro activo, en la medida de los posible, colabore con otros miembros desde el seno de la Sociedad.

Rudolf Steiner se vinculó a la Sociedad Antroposófica otorgándole una identidad que ahora los miembros, en vinculación con ella, pueden encarnar si se plantea con honestidad estos tres aspectos expuestos en su doble dirección.


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Es un movimiento global…

En línea con la entrada anterior adjunto aquí (Respuesta_SAG) el documento donde aparecen los comentarios del Consejo Ejecutivo a las Mociones presentadas por algunos miembros de la Sociedad Antroposófica General de varios países. Podéis encontrarla en acceso público en: http://www.goetheanum.org/4391.html?&L=1

Creo que es un ejercicio de transparencia y objetividad, el poder entablar un diálogo entre nosotros y plantear los temas que nos preocupan de forma abierta y clara. Si la Asamblea es el corazón de la Sociedad, es vital que lleguemos a ella con suficiente información, elaborada a lo largo del año, para que los miembros puedan decidir con plena libertad. Y además buscar los medios para que los miembros se expresen –sin un tamiz que filtre el valor o interés de su expresión – y puedan interactuar juntos.

Pero ante todo, son los propios miembros los que deben demandar esta posibilidad. Si no hay esta inquietud, por mucha facilidad de comunicación que exista hoy en día… no podremos comunicarnos.