Sólo conocemos la verdad de la naturaleza exterior cuando partimos desde la esencia espiritual del Ser Humano. Este es uno de los fundamentos de la Ciencia Espiritual. En las relaciones sociales vivimos un mundo común cuya coherencia descansa en la naturaleza que comparten los Seres Humanos y los demás reinos naturales. En el mundo del espíritu somos «islas» que flotan en un océano onírico. Aquellos miembros de la Sociedad que se dedican al mundo del espíritu sin vincularse a la naturaleza de las relaciones sociales pierden el suelo bajo sus pies. Sólo un verdadero interés por lo anímico-corporal de otros miembros de la Sociedad y nuestra vinculación a ésta podrá generar una verdadera vida en el Espíritu. El amor con el que se acoge lo anímico-corporal puede generar nueva vida en la Sociedad Antroposófica. Más allá de lo que está bien o de lo que está mal, el calor del corazón revelará la palabra que nos situará en lo correcto y lo verdadero, en el Espíritu. ¿Qué ocurre en la Sociedad? Es la pregunta que mide la calidad espiritual de nuestra aspiración por la Antroposofía.
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Nacido en Granada, España, en 1971.
Miembro de la Sociedad Antroposofica de España desde 1988, y Miembro de la Sociedad Antroposofica General desde 2005. Miembro de la Seccion Social de la Escuela Superior de Ciencia del Espiritu con Sede en Dornach, Suiza, desde 1991, y miembro de la Conferencia Economica de la Seccion Social de la Escuela Superior, desde 2005.
He vivido varios años en Holanda y en Finlandia, con viajes y estancias cortas en EEUU e Inglaterra. Esto me ha permitido conocer de primera mano otras culturas y otras formas de "hacer antroposofia". Desde el 2010 vivo y trabajo en España.
Autor del Libro "La Economía de la Confianza" (Ed. IAO, 2014. Madrid).
Consultor Organizacional, Co-fundador del Banco Etico Triodos Bank en España, y fundador de Triforma primero, y posteriormente Vortex, las únicas empresas españolas de consultoria de organizaciones basadas en los desarrollos de Rudolf Steiner, Bernard Lievegoed y Margarete Van Den Brink.
En mi trabajo como consultor, mi foco principal es ayudar a desarrollar una nueva forma de organización económica y social, centrada en el ser humano, que ponga en relación de forma equilibrada los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Para avanzar en esa dirección, creo fundamental desarrollar en los individuos y en las organizaciones una cultura "social" mas profunda que la actualmente existente. En esta dirección, y siguiendo a Goethe, creo que "la conversación", el proceso de escucha intensificado y debidamente entrenado, es y será la fuente de cualquier futuro creador entre los seres humanos.
14 mayo, 2011 en 19:33
«En el mundo del espiritu somos islas que flotan en un océano onírico.»
Esto es cosecha propia ?
Se me antoja una imagen poderosa i sugerente, nobstante me genra cierto vertigo interior que cursa con un desasosiego profundo.
Lo onirico asociado a lo espiritual inconciente, versus la penetración de la conciencia de lo espiritual en el ser humano.
La soledad abisal de ignominioso desarraigo, versus la percepción de la unidad integral subyacente en el vasto oceano del espiritu…
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14 mayo, 2011 en 20:13
Hola Jordi:
Esta reflexión que expongo está basada en el estudio realizado sobre la VII Carta a los Miembros que Rudolf Steiner escribió el 2 de marzo de 1942 y que puedes ver aquí (http://www.antroposofiavlc.es/documentos/carta_7.pdf)
En el texto se lee: «Apartar el alma del amor a la naturaleza en la exposición de la Antroposofía solamente puede conducir a la confusión… Una caricatura así tiene siempre un carácter personal y, aunque no esté únicamente urdida de sueños, sin embargo es vivida como un sueño… …Cuando el hombre flota en sus sueños, se aísla de este mundo común. Otro hombre en su más inmediata cercanía puede vivir en sueños totalmente distintos. En estado de vigilia, los hombres comparten una tierra común, por el contrario, en sueños, cada uno tiene su propio mundo.»
Lo que a mí me sugiere es que desvincular una «aspiración a una vida espiritual» del arraigo que supone vivir con otras personas con las que compartes la antroposofía en la Sociedad genera más bien aislamiento y una caricatura de la esencia de lo espiritual.
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