Artículo firmado por Antonio Martínez Alcalá.
Hablar de Quijote en penetrar en un mundo por descubrir. Todo lo que se ha escrito sobre la magna obra, y es mucho, no pasa de ser un inconcluso prólogo. Me voy a acercar a él desde un fugaz ángulo. No es más que un ligero tentempié para iniciar con algunas fuerzas el duro camino.
No hay valor de más quilates que aquel que se somete a que la masa, las más de las gentes, lo tomen por locura . . .
Decía Unamuno que éste es el más grande problema de las Españas . . .
dado que siempre el miedo a ser tomado por sandío le impide al español acoger el desafío de lo nuevo . . .
la posibilidad de arrostrar el ridículo . . .
el agrio fracaso que haga asomar la sonrisa y la burla en los mediocres . . .
atenaza a muchos que vivirían la aventura sin su miedo . . .
Siempre, casi siempre, vamos a dar un resquicio a la posibilidad, lo nuevo es tratado como inoportuno . . .
y lo es, sencillamente, porque fastidia a los que complacidos en su hartazgo no quieren complicar su digestión con extraños alimentos . . .
Porque mueve el suelo de los acomodados . . .
y porque, sobre todo a los necios, les enfurece el hecho de que su necedad quede al descubierto y su mediocridad flotando en el marasmo . . .
El que afronta la posibilidad de la locura, a parte de inoportuno, es tachado de poco práctico . . .
La locura convulsiona . . . Entromete . . . Rompe . . . Sacude . . .
siempre está situada fuera de su tiempo . . .
es su gran valor . . . El anacronismo . . .
por ello es cataclísmica . . .
rompe con la monotonía , invitando a cada cual a reflexionar sobre sí mismo . . .
No puede ya decirse que aquí tiene que haber paz y concordia . . .
La paz de los cuerdos es más mortal que la misma muerte . . .
La muerte, bien entendida, es un canto de esperanza . . .
En su misma despedida está la promesa de un nuevo nacimiento . . .
Mortal tiene que ver con letal . . .
con un lago de oscuridad paciente que envuelve, anega y destruye la semilla haciéndola imposible . . .
La paz que a los locos interesa, que a Quijote le interesa, no es la del convenio . . .
la del consenso y el comadreo . . .
la de la muerte de la locura . . .
La paz que a los locos interesa es la de la comprensión . . .
no exenta de enfrentamiento . . .
caldo de energía . . .
que en él se hace fructífera y se convierte en escuela de la vida y de futuros . . .
Pero para eso, los cuadrilleros de la Santa Hermandad, los curas y barberos tienen que reconocer que la bacía en manos de Quijote es yelmo . . .
Paz . . .
¿Cuándo el Cristo dijo que venía a traer la guerra . . .?
La guerra en su sentido trascendental . . .
No la degeneración que los días han traído . . .
pisados por bota militar, brutalidad y exterminio . . .
Después la paz de los cuerdos . . .
Que estrangula la fuerza con puño que oprime y tapona . . .
Paz . . .
para que algunos queden con las manos libres . . .
No caven contubernios entre los hijos de la luz y los tibios . . .
los grises, los que no son ni blanco ni negro, sino todo lo contrario . . .
Nuestra locura, la locura del español, no puede ser más que quijotesca . . .
Acudamos pues al fuero de Caballero Andante para no estar sujetos a la ley de los necios, sino a la voluntad, ya que sólo en el intento está el valor . . .