¡Quieran Oirlo los Hombres!

Conversaciones sobre Antroposofia

Negando el beneficio y negando el egoismo. La nueva religión económica de la concepciones alternativas.

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Esta crisis, como todas, presenta varios aspectos positivos.
Uno de ellos, es el hecho de que mucha gente se pregunta hoy en día sobre el dinero, la economía, y las finanzas. De alguna manera, asistimos a un cierto despertar del ser humano moderno a los procesos de la esfera económica del organismo social.

Este proceso no es nuevo. Ya desde mediados o finales de los años 90 del siglo XX, existe un movimiento, así llamado, de economia ética. La Banca Ética nace en Europa a principios de los años 80 del siglo XX, y por supuesto, desde bastante antes existen los movimientos así llamados «verdes» o medioambientales, que a lo largo de los años se han vinculado con la idea global de sostenibilidad.

En este mismo impulso, y de forma algo más reciente, han cobrado fuerza ideas mas específicas, como por ejemplo, la Economía del Bien Común, de Christian Felber, o las ideas de la Economía Islámica, coincidentes en ciertos aspectos con las ideas de la Economía Ética y la Economía Sostenible, como por ejemplo, la eliminación de los tipos de interés, y la calificación de la economía financiera como economía irreal, o economía especulativa.

Todos estos movimientos emergen como una reacción al aparente triunfo del capitalismo en el mundo occidental, desde finales de los años 60 del siglo pasado, y en especial desde los años 90, con la caida del muro de Berlin, y del modelo económico comunista. El primero en aparecer fue el movimiento verde, que cobró gran auge en Alemania y en los países de su entorno, en los años 70 y 80 del siglo pasado, incluso desde el punto de vista político, y que nació de las ideas de tipo «new age» sobre la naturaleza y el planeta tierra como una entidad orgánica e incluso viva (Gaia), que se gestaron en gran parte del movimiento hippy.

Mas tarde, llegarían las ideas sobre economía e inversión ética, abarcando movimientos como el «comercio justo», que penaliza el beneficio «excesivo», y propone precios de compra más altos para los productores en origen, a costa de un menor margen de beneficio para los distribuidores y consumidores; o la diferenciación entre «sectores éticos» y «sectores no éticos» de cara a definir la ética económica.

Finalmente, frente a la crisis actual, se han propagado enormemente las ideas sobre los tipos de interés y sobre el bien «colectivo», dada la conexión aparente entre capitalismo, economía financiera, tipos de interés y egoísmo o comportamiento individualista.

Todos estos movimientos, por tanto, se basan en un conjunto de ideas comunes, que se han ido agrupando a lo largo de los años, y de las que me gustaría destacar tres grandes ideas, que a mi parecer son la base teórica principal de todas las demás:

  • La «maldad» del egoísmo humano, que en su comportamiento individualista, actúa de un modo tal que genera destrucción y consecuencias antisociales. La expresión mas clara, y por tanto más dañina de este egoísmo en el terreno económico, es la búsqueda del beneficio individual como leit-motiv principal.
  • La incapacidad de la economía para generar, per se, armonía social. En tanto que la economía se basa en la acción individual que busca el máximo beneficio, tiende a generar situaciones socialmente injustas, y por tanto es necesario equilibrar dicha injusticia mediante una acción correctora o equilibrante, que genere un «valor social» que compense la búsqueda excesiva de «valor económico».
  • La existencia de actividades «éticas» frente a otras «no éticas», o en su defecto, de formas «éticas» frente a formas «no éticas», de tal modo que la actividad que se ejerce, o como se la ejerce, determina la ética de la organización económica en cuestión.

Finalmente, solo quiero añadir, que muchos Antropósofos consideran que Rudolf Steiner se enmarca dentro de estas corrientes alternativas, puesto que se identifica espiritualidad con «armonía social».

Nada más lejos de la realidad, puesto que la concepción económica de Steiner, no solo no se acerca a las concepciones citadas, sino que se puede calificar como más cercana al capitalismo, como no podía ser de otro modo, pues Steiner se consideraba a si mismo como «Anarquista-individualista», en su famosa carta al anarquista Henry MacKay. En efecto, la concepción económica de Steiner es más cercana a la ciencia económica actual que a las economías alternativas, por mas que a algunos Antropósofos y simpatizantes se les ericen los pelos al escucharlo.

Las concepciones alternativas, como hemos visto, en general, niegan el egoísmo humano, considerándolo algo «malo» o «pecaminoso», o en todo caso, como la causa de todos los males de la economía. Este discurso sería ampliable a todos los males de la humanidad, en términos metafísicos, lo que nos revela que detrás de este «aparente» discurso económico, en realidad, nos encontramos con un discurso con cualidad no económica, sino religiosa, y en ultima instancia, moralista.

De las tres causas anteriores, me centrare en analizar, esencialmente, la primera, pues es obvio para cualquiera, que las dos siguientes (la incapacidad social de la economía y la diferenciación entre actividades éticas y no éticas) están claramente basadas en la causa primera. De acuerdo con este tipo de tesis, una vez eliminado o superado el egoismo económico, mediante cualesquiera que sean los planteamientos propuestos, las demás afirmaciones se producirían por si mismas. En otras palabras, en un mundo idealmente no egoísta, al no buscarse el máximo beneficio individual, no se generarían situaciones antisociales, y por tanto todas las actividades tenderían a ser éticas.

Esta es la imagen ideal que dicho tipo de tesis pretenden alcanzar, y que es el fundamento de las propuestas de las así llamadas «concepciones alternativas». Por ello, si se invalida la primera afirmación, será superfluo demostrar la invalidez de las otras dos.

En contraste con el ideal anteriormente presentado, Rudolf Steiner reconoce la necesidad del egoísmo individual, y plantea ejemplos de posibles soluciones concretas en el terreno económico, que cuentan con este egoísmo como una fuerza no solo real, sino necesaria. Un ejemplo de ello es «el dinero que pierde valor», solución que ya anticipó Silvio Gesell y que se puso en practica en Austria, en la localidad de Worgl, en 1932.

Si analizamos la idea de beneficio, por ejemplo, investigando su etimología, encontraremos que comparte raíz con el concepto, aparentemente opuesto , y aparentemente tan poco egoísta, de «beneficencia». Esta raíz común, «beneficium», esta compuesta por dos vocablos latinos, «bene» y «ficium», este ultimo que procede del verbo «facere», o hacer. Por tanto, beneficio no significa otra cosa que «bien hecho».

En efecto, el sentido del beneficio individual no es más que «hacer bien» lo que uno tiene que hacer. Cosa distinta es, que lo largo de los últimos tres siglos, se haya identificado más y más, como un valor cultural, este bien hacer con la obtención y acumulación de dinero y riqueza, algo que, por cierto, Adan smith, el denominado padre del capitalismo, rechazaba y odiaba de forma expresa.

«El cambista». Rembrandt.

De este modo, podemos decir que el beneficio está vinculado, por tanto, a la existencia de un propósito o misión exterior, cuyo bien hacer nos permite otorgar sentido a nuestro existir. Nadie podrá negar hoy en día, incluso desde el punto de vista psicológico, la importancia de reconocer o al menos formular un cierto sentido vital, tanto desde el punto de vista individual, como desde el punto de vista organizacional, como social y colectivo, con el fin de proporcionar una meta y un motor de progreso al ser humano y sus formas sociales.

Incluso en aquellos casos de individuos que han obtenido varias veces todo el dinero que podrían poseer y gastar, se constata que el afán motivador no es el dinero mismo, sino la obtención de la meta, del propósito, la consecución de lo «bien hecho».

Este fenómeno se reflejo por Oliver Stone de forma maestra en su ya famosa película, «Wall Street (1987)». En la misma,  tras descubrir que el protagonista, un multimillonario broker financiero, Gordon Gekko le ha utilizado, Bud Fox le pregunta: «¿Cuanto es bastante, Gordon, cuando se termina el juego?..» a lo que Gekko responde: «¡¡Nunca, Bud!!..el juego nunca termina. No se trata de cuanto se gana, sino del placer de jugar.»

Este es un fenómeno muy conocido: futbolistas que alargan al máximo su vida profesional, cantantes que vuelven al escenario…. en muchos casos aparece como una adicción a una actividad, o si se quiere, miedo a algo diferente a lo ya conocido (son dos caras de la misma moneda). En cualquier caso, se trata aquí de mostrar que el beneficio individual es un concepto que va más allá de ganar una determinada cantidad de dinero, o de lograr o no el éxito.

En grandes rasgos, y contrastando la situación social actual con el pasado más remoto conocido, hay algo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos: la historia humana es la historia del desarrollo individual, es la historia de la formación y nacimiento del individuo, partiendo de sociedades profundamente colectivas, en las que la inteligencia, o más exactamente, la sabiduría, estaba más vinculada a la memoria, y con ello, a la sangre y a la tradición, que a al experiencia inteligente individual. Hoy en día, por el contrario, vivimos en una sociedad profundamente individual, donde los lazos colectivos son, en comparación con el pasado y con lo individual, profundamente débiles, y donde el conocimiento se obtiene mediante la experiencia individual.

Por tanto, podemos decir, que la historia humana, hasta la fecha, es la historia del paso de la conciencia colectiva, basada en la memoria, a la conciencia individual o «egoica» basada en el intelecto.

Con ello, damos un paso más en este proceso de entendimiento del egoísmo, lo que nos permite considerar al mismo, no ya como algo «malo», sino todo lo contrario, como un proceso de individualización y, por tanto, de conquista de la libertad personal.

En el pasado, dicha fuerza era contemplada como una fuerza «perversa» por las estructuras sociales colectivas, ya que, frente a la tendencia de lo colectivo de primar lo común como elemento de unión,  la fuerza individualizante, que fomenta la diferencia, aparece como una fuerza destructora del colectivo. En lo colectivo antiguo el individuo ha de subordinarse al conjunto. En el mundo moderno, cualquier colectividad ha de «servir» al individuo. Estamos ahora en el extremo opuesto al mundo antiguo.

No obstante, y aunque es evidente la necesidad de un equilibrio entre ambas posiciones, dicho equilibrio nunca podría lograrse en libertad, si no se permite a los individuos experimentar dicha necesidad por si mismos.

Las Tentaciones de San Antonio. Mathias Grunewald.

Las Tentaciones de San Antonio. Mathias Grunewald.

En efecto, el egoísmo aparece por tanto como una fuerza del alma humana, de la psique humana, que empuja al ser humano al auto-conocimiento, y a la búsqueda de su propio destino, o lo que es lo mismo, de su propio ser. Y para poder encontrarlo, necesita pasar por un proceso que incluye y permite la equivocación, el error, y el aprendizaje del mismo. Este proceso fue maravillosamente representado por los artistas del renacimiento, por ejemplo, en el tema de las Tentaciones de San Antonio, en el que San Antonio ha de luchar con las fieras que, como portadoras de los impulsos egoístas, se le presentan desde el interior de su propia alma, cuando se retira en meditación para profundizar en su auto-conocimiento y ennoblecer estos impulsos.

Por tanto, podemos decir claramente que el egoísmo es una fuerza legítima en el desarrollo de lo humano, y que no es legitimo en ningún caso reprimirlo, bajo la excusa de su supuesta maldad moral. En realidad, dicho argumento, no es mas que el argumento de las antiguas sociedades colectivas, y propio de aquellos que aun las anhelan, porque temen a su propio desarrollo individual.

Una variación diferente es el caso de la enfermedad ligada o bien al egoísmo temprano en la evolución humana, o bien al egoísmo innecesariamente alargado en el tiempo, tanto en términos individuales como sociales. No tenemos aquí espacio para tratar este tema, pero solo diré que en este caso no se trataría tampoco de reprimir, sino en todo caso de «prevenir» para «curar». Frente a este fenomenología de enfermedad, solo una postura terapéutica puede hacer efecto alguno, nunca una postura juzgadora y represiva.

En la época actual, o época de la libertad, la moralidad no puede ser impuesta por  autoridad externa alguna, sino que ha de proceder del interior de cada individuo. Es por ello que la «técnica moral» social ha de contar con que el egoísmo del individuo es algo no solo no malo, sino necesario, y por tanto respetable e incluso promovible en el ámbito del actuar individual, puesto que solo mediante su propia experiencia, de sus propios errores, podrá cada individuo llegar a reconocer su propio destino a través de los demás. Así, paso a paso, el ego, desarrollandose primero, y pasando a través de su crisis más tarde, no desaparece, sino que «reconoce» a su ser superior en el otro, por lo que amplia su egoísmo. El egoísmo «exclusivo» se transforma, al ennoblecerse, en un egoismo «inclusivo». Esta es el sentido practico de la Filosofía de la Libertad de Rudolf Steiner: «Ama la acción, por la acción misma.»

Obviamente, establecer los límites sociales adecuados para equilibrar esta fuerza individualizante, es el arte de la vida del derecho. Si no se hiciera así, el derecho del individuo podría extenderse, de forma abstracta, hasta la opresión y forzamiento de otros individuos, lo cual obviamente no permitiría convivencia alguna. A pesar de ello, será esta tendencia la que, de forma inevitable, conducirá poco a poco hacia la situacion que Rudolf Steiner describe como «la guerra de todos contra todos», y de la cual surgirá una nueva humanidad al final de la séptima época post-atlante, dando paso a la sexta gran época, o Época de Filadelfia o del Amor Fraternal. No obstante, e insistiendo de nuevo en este punto, si no hay un desarrollo del ego, y luego una gran crisis (guerra de todos contra todos) no podría nacer la sexta gran época o época de Filadelfia. Por tanto, criticar lo egoico hoy en día, es tan absurdo como intentar evitar la «guerra de todos contra todos». Suponiendo que pudiéramos hacerlo, solo estaríamos manteniendo al ser humano en un ego mucho más refinado, e impidiendo el advenimiento de la época del Amor Fraternal.

A estas alturas, queda claro que las concepciones moralistas, como la Economía del Bien Común de Christian Felber, pasando por los planteamientos de la Economía o Banca Ética, solo plantean, en esencia, un discurso religioso que se apropia del concepto de «Ética» de un modo erróneo, monopolizando la ética en una concepción única, y con ello, estigmatizando a todo aquel que no se adhiera a la supuesta bondad que las mismas promueven. Es un fenómeno similar a la antigua venta de bulas por parte de la iglesia católica: «¡mete tu dinero en nuestro banco y se ético!». Como ve el lector, no se trata, ni mucho menos, de una nueva tendencia!!..ya lo hacíamos antes con GreenPeace, Cruz Roja, etc…el ego moderno quiere, entre otras cosas, ser «ético», «bueno», «moral», haciendo clic en su banco por internet y pagando a alguien una pequeña cantidad al mes. Los nuevos predicadores con traje de armani, o con aspecto de expertos en el mundo económico y de los negocios, no hacen más que ponerlo fácil en un terreno al que hasta ahora no se había llegado: el terreno de la economía, la banca y las finanzas.

En efecto, no utilizo la palabra «predicador» aquí con animo despectivo, sino descriptivo. ¿Porque?..Pongamos un ejemplo muy sencillo. La Economía Islámica promueve, respecto de las finanzas, por ejemplo, la eliminación del interés, al considerarlo contrario a la ley islámica, que a su vez proviene de la religión islámica. Esto no es diferente de lo que promovía la Iglesia Católica allá por el siglo XII. Esta actitud, por tanto nos devuelve a una situación en la que el estado y la economía dependen de la esfera religiosa.

Del mismo modo, las propuestas de la Economía Ética y de la Banca Ética, de nuevo, al basarse en una critica al egoísmo, nos propone volver a un mundo de valores morales compartidos, en el que no se admite la libertad individual que traspase los mismos, esto es, nos devuelve a una esfera moral pseudo-religiosa sostenida por la critica social a aquel que no la comparta.

Se olvidan aquellos que hacen esta crítica, de que fue precisamente el protestantismo, al permitir la libre lectura de los libros sagrados, y por tanto, hacer posible la libertad de pensamiento en lo religioso, el que permitió el gran triunfo de la libertad frente a las religiones monoteistas, en concreto frente al catolicismo. Esto hizo posible la relación individual y directa con lo divino, lo que al mismo tiempo consagró tanto el trabajo como la busqueda del beneficio individual, como un camino de perfección , despreciado y considerado como un castigo divino el primero en aquellos momentos por la iglesia catolica , y considerado el segundo como algo de lo que solo se ocupaban los judíos, calificados por el catolicismo como «usureros», pero a quienes, la misma iglesia y los reyes, no dudaban en acudir cuando tenían dificultades financieras, a pesar de la supuesta «falta de ética» cristiana de los prestamistas.

Esta misma contradicción de entonces, aparece hoy re-editada, en su versión moderna, por aquellos que, pretendiendo perseguir el bien común, la etica y la moral en la economía, juzgan, evalúan y critican a todos aquellos que no compartan su punto de vista, y niegan desde sus concepciones el elemento diferencial e individualizante, propio del ser humano moderno, y fruto de miles de años de evolución. Y la reeditan porque, por un lado niegan todo esto, pero por otro, pretenden ser reconocidos por gobiernos, grandes entidades, y sobre todo, por aquellos mismos «individuos o egos» a los que pretenden negar, con la idea de que, con ellos, serás mucho más ético, aunque no cambies nada más en tu vida.

¿Se puede ser más egoísta que haciendo algo así?…En realidad, ni siquiera ellos, aunque lo intenten, pueden escapar de sus propios egos, al igual que todos.

¡¡No se trata por tanto, de negar al ego!!, sino de reconocer su legitimidad, y permitir su proceso de transformación.

Podemos decir, por tanto, que el egoísmo es un proceso histórico legitimo, que encuentra expresión en el terreno religioso con el protestantismo de Lutero, mediante el cual se convierte en un «camino de salvación» a través de la realización del mejor trabajo posible (la satisfacción del trabajo bien hecho), lo cual tendrá como consecuencia la obtención de un beneficio económico. Gracias al protestantismo, el egoísmo deja de ser un hecho de culpabilidad metafísica, para convertirse en un camino de evolución personal y social.

Con el advenimiento del protestantismo, y con el de la economía moderna, todos hemos ido asumiendo, de un modo u otro, que quien lo hace mejor, quien actúa mejor, quien produce mejor, ha de recibir una mayor recompensa, premio, reconocimiento, o en términos económicos, beneficio. Como consumidores, estamos dispuestos a pagar más o a repetir nuestras compras allí donde sentimos que obtenemos un mayor beneficio, esto es, allí donde sentimos un mejor servicio, un mejor precio, una mejor calidad, etc..en fin, aquello que cada uno valora más particularmente, o la mejor combinación de estos y otros aspectos.

En definitiva, todos queremos obtener «beneficios», de un tipo o de otro, que finalmente redundan en «nuestra» economía: a mayor calidad, mayor duración del bien, y por tanto, mejor uso, y menos dinero que gastaremos al reponerlo. Obviamente, a menor precio, menor gasto. A mejor servicio, menos tiempo gastado en el proceso, y mejor elección del producto a consumir… en definitiva, de un modo más tangible o menos tangible, y partiendo de la economía del ama de casa, todos, absolutamente todos, buscamos obtener el máximo beneficio.

Y eso es, simplemente, legitimo, porque como individuos libres, queremos ser capaces de andar nuestro propio camino y aprender del proceso, y sabemos que cuando obtenemos un beneficio, es que, en principio, estamos haciendo algo bien, que nuestros conciudadanos, nuestros clientes, reconocen. Y que cuando no lo obtenemos, hay algo que no estamos haciendo bien, que nuestros clientes y conciudadanos, no reconocen. Y ese proceso, nos permite aprender y desarrollarnos como seres humanos, cometiendo errores, aprendiendo de ellos, y logrando al hacerlo, mejorar el modo en que hacemos nuestro trabajo y en que vivimos. A veces toma largos períodos de tiempo, pero la vida humana es así. No siempre es una linea recta, ni un camino llano.

Sin embargo, toda evolución tiene un culmen, una cima, a partir de la cual, algo nuevo debe de actuar para renovar el proceso de crecimiento. Y esto ha venido sucediendo desde la introducción masiva de la tecnología basada en maquinas, desde la primera revolución industrial. Hemos de reconocer, de forma objetiva, la nueva situación que vivimos, a donde nos ha llevado la evolución económica de la humanidad, basada en la persecución de dicho beneficio individual.

Esta evolución nos ha colocado en un punto en que dicha actitud, dicha mirada, ha de cambiar. La mirada del beneficio individual, centrada en mi mismo, en lo que yo hago o puedo hacer para obtener beneficio, ha de ampliarse. Hemos de pasar de «mi beneficio es el beneficio de los demás» de Adan Smith, a «el beneficio de los demás es mi beneficio» de Rudolf Steiner. Y no por mas virtud cristiana, ni por mayor capacidad moral, sino por el mismo interés legítimo que nos guiaba antes: la obtención de un mejor beneficio individual. entendido este como la voluntad de aprender, desde nosotros mismos, como ser mejores personas, y como encontrar y servir a nuestro propósito vital.
Todo ego llega a un limite, bien porque ha logrado sus objetivos, bien porque no lo ha logrado. Una vez llegados a dicho limite, reconocido desde el punto de vista psicológico en los individuos como la crisis de los cuarenta, el ego necesita «otorgar» sentido a su existencia.

Digamos aquí, de forma breve, que la humanidad esta, en cierto sentido, pasando por el comienzo de ese proceso. La búsqueda del beneficio individual, tal y como la hemos realizado hasta ahora, ya no funciona. No porque no sea legitimo, sino porque es necesario reconocer una nueva realidad que hasta ahora ha pasado inadvertida, y que se nos oculta allí donde menos nos gusta mirar: precisamente tras el fenómeno de la división del trabajo, la tecnología y las finanzas.

En la economía moderna, tal y como ya formuló y reconoció Rudolf Steiner en varias ocasiones desde 1917, nadie trabaja, de facto, para si mismo, pues el resultado de mi trabajo (el bien o servicio que produzco) es siempre para otro ser humano (mi cliente). De facto, la economía moderna no solo no es egoísta, sino que es altruista. De facto, la economía moderna es una economía profundamente social, y fraterna.

Sin embargo, el proceso objetivo ya presente en la  organización económica de la producción, consumo y distribución, no ha alcanzado aun al mundo de las finanzas. El mundo del dinero, del capital, ha de renovarse, y reorganizarse de acuerdo a leyes tan objetivas como las que gobiernan hoy los procesos de producción. De ese modo, la distribución del capital, del trabajo liberado, sera realizada de acuerdo a las necesidades objetivas del conjunto de la humanidad. Es por ello, por lo que podemos decir, objetivamente, que el sistema bancario y financiero, tal y como esta formulado hoy  en día, incluyendo a los bancos centrales, esta totalmente caduco y obsoleto, de un modo tal que no solo no genera valor alguno, sino que absorbe y detrae valor del sistema económico en su conjunto. Renovar este sistema, será probablemente una de las tareas claves del siglo XXI.

Profundizar en este punto, habrá de ser objeto de otro post.

Por tanto, y resumiendo, podemos decir, que nos encontramos frente a un límite epistemológico o situación de umbral. Se trata aquí del proceso de emancipación de la esfera económica, una situación totalmente nueva para la humanidad,y con la cual se culmina la separación de las tres esferas sociales (la cultural-espiritual, la política-legal, y la económica).

Esta nueva situación no es, ni más ni menos, que la condición social necesaria para el desarrollo de la libertad humana. Frente a ella, y  en lugar de admitir su existencia propia, sus diferentes naturalezas, y con ello, buscar «la correcta relación entre dichas esferas», las concepciones alternativas, Banca Ética incluida, responden con una llamada a la re-unificación de las esferas sociales, a través de una nueva pseudo-religión, devolviéndonos con ello al siglo XII y anteriores, por no decir al mundo egipcio-caldeo, en el que la religión lo determinaba todo, y como consecuencia, negando con ello, por completo, la posibilidad de la libertad humana.

Creo que lo anterior demuestra, que todos estos movimientos, aunque bienintencionados, no son más que una reacción de miedo frente al umbral, frente a lo nuevo que se nos acerca, y que por tanto son tan erroneos como reacción, como el movimiento contrario, es decir, el intento de sostener ad-infinitum, el sistema de capitalismo neoliberal, cuyas consecuencias todos vivimos en estos días.

No se trata aquí, por tanto, mas que de un nuevo movimiento pseudo-religioso, que aunque basado en las mejores intenciones, cae victima del «pensamiento unicista», denegando la libertad individual en pos de un bien superior «impuesto» mediante regulación económica, o mediante el juicio social sumarísimo.

Es por ello, que ninguna de estas concepciones ha sido capaz aun de presentar un análisis riguroso de los problemas de la esfera económica, más allá de su critica al egoísmo humano, que como ya hemos indicado, no es un análisis económico sino religioso, o si se quiere metafísico.

A diferencia de los mismos, Steiner presenta un análisis epistemológico fundamentando en el terreno económico, y que es totalmente coincidente con el análisis epistemológico y metafísico original de toda su obra, lo que le permite mantener la coherencia de sus ideas a lo largo y ancho de la Antroposofía, no solo como concepción filosófica, sino como cosmología, como visión religiosa, y como fundamento de todo tipo de aplicaciones científicas y practicas, desde la agricultura a la pedagogía, pasando por la medicina, la farmacopea o la economía.

La tragedia en este campo es que la mayor parte de los así llamados antropósofos, incluidas ciertas iniciativas financieras muy conocidas, se empeñan en buscar soluciones a los problemas del mundo en las concepciones alternativas citadas, incluso hasta el punto de colocar a Steiner entre ellas (obviamente para auto-justificarse) de forma totalmente infundada e ignorante, y debido más a su deseo místico y vago de «armonía universal» que a un análisis riguroso del mal o del problema que supuestamente quieren resolver. Que podría ser más indicativo de la ignorancia de estos movimientos alternativos, que el hecho de que presenten a Steiner como adalid de sus ideas de vuelta a la realidad y a la ética, cuando, ¡¡Steiner considera el capital financiero como la forma más elevada y perfecta del proceso economico!! Queda claro que estos movimientos pueden estar llenos de buenas intenciones, pero buenas intenciones que atacan con saña a cualquiera que no esté de acuerdo con ellas..y es que, como decia alguien, de buenas intenciones esta lleno el camino al cementerio. Seamos serios y sinceros de una vez por todas: no se trata aquí ni de buenas intenciones, ni de errores inocentes, sino de un miedo feroz a la realidad, y de un intento por auto-justificarse en las formas del pasado, para sentirse buenos y eticos, cuando en realidad, no son ni más ni menos éticos que cualquier otro ser humano moderno. Decirle a los demás como y de que manera hay que ser ético, encierra un profundo egoismo de fondo, por el cual uno se instituye inmediatamente en juez y poseedor de la verdad suprema y moral, frente a los inmorales y faltos de ética que no la poseen. No es muy diferente de lo que, en tiempos, decia la inquisición.

Ya esta bien de admoniciones morales, señores de la banca ética. Mas libertad, más ciencia, más rigor, y menos moralinas.

Este deseo de bondad y ética para el mundo, considerado en su vertiente más ingenua, es absolutamente entendible, pero insistir en este terreno es, no ya absolutamente ineficaz, sino profundamente destructivo. Aun no somos capaces de ver dichos efectos, puesto que a diferencia de campos como la ingeniería, los errores sociales no se perciben de forma inmediata, sino 10, 20 o 30 años más tarde. Ya estamos viendo, por desgracia, los primeros efectos de no haberse ocupado con la seriedad necesaria del análisis económico y social de Rudolf Steiner, para haber podido presentarlo al mundo como una visión científica y fundamentada.

Esperemos, no obstante, que esta situación de crisis sirva para despertar nuestra conciencia como humanidad, y desde luego para que el movimiento antroposófico deje de evadirse, de buscar fuera aquello que ya tiene dentro, y que no esta reconociendo por no tener el coraje de presentar la necesaria batalla cognitiva interior, por miedo a mirar de frente al guardián del umbral dentro de cada uno de nosotros.

La mejor forma de ser antropósofo y de honrar a Rudolf Steiner, no es poner sus retratos en todas partes, ni dar cien mil conferencias para ser reconocidos en el mundo exterior, o tener millones de seguidores. Todo eso serán consecuencias, síntomas, en todo caso, de luchar contra nuestro dragón interior, para poder comprender mediante la experiencia personal, aquello que Steiner trajo a nuestras conciencias, hace más de cien años, en multitud de campos. Cuantos más lo hagamos, más capaces seremos de conectar con el verdadero ser del hombre moderno, venciendo al dragón de la humanidad, y con ello de servir a las necesidades de la evolución humana.

Quieran oírlo los hombres.

Autor: Joaquín Aguado

Nacido en Granada, España, en 1971. Miembro de la Sociedad Antroposofica de España desde 1988, y Miembro de la Sociedad Antroposofica General desde 2005. Miembro de la Seccion Social de la Escuela Superior de Ciencia del Espiritu con Sede en Dornach, Suiza, desde 1991, y miembro de la Conferencia Economica de la Seccion Social de la Escuela Superior, desde 2005. He vivido varios años en Holanda y en Finlandia, con viajes y estancias cortas en EEUU e Inglaterra. Esto me ha permitido conocer de primera mano otras culturas y otras formas de "hacer antroposofia". Desde el 2010 vivo y trabajo en España. Autor del Libro "La Economía de la Confianza" (Ed. IAO, 2014. Madrid). Consultor Organizacional, Co-fundador del Banco Etico Triodos Bank en España, y fundador de Triforma primero, y posteriormente Vortex, las únicas empresas españolas de consultoria de organizaciones basadas en los desarrollos de Rudolf Steiner, Bernard Lievegoed y Margarete Van Den Brink. En mi trabajo como consultor, mi foco principal es ayudar a desarrollar una nueva forma de organización económica y social, centrada en el ser humano, que ponga en relación de forma equilibrada los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Para avanzar en esa dirección, creo fundamental desarrollar en los individuos y en las organizaciones una cultura "social" mas profunda que la actualmente existente. En esta dirección, y siguiendo a Goethe, creo que "la conversación", el proceso de escucha intensificado y debidamente entrenado, es y será la fuente de cualquier futuro creador entre los seres humanos.

12 pensamientos en “Negando el beneficio y negando el egoismo. La nueva religión económica de la concepciones alternativas.

  1. Sinceramente encantado de encontrar una fuente en el desierto…

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  2. Gracias Joaquín por compartir este valioso artículo tan claro y completo. No es fácil encontrar artículos de economia politica con tanta altura y profundidad en lengua española. Es un verdadero desafío como Antroposofos difundir correctamente esta ciencia del espíritu. Este artículo es un paso en ese sentido.

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  3. Por fin, un antropósofo sensato! Muchas gracias

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    • Me encantaría saber que opinas sobre un pensamiento que vengo forjando hace tiempo, y es que considero a Steiner muy cercano a Ayn Rand en su concepción ética y quizás en otros ámbitos. Sería interesante, entonces, hacer un paralelismo y aventurarnos, quizás atrevidamente, a especular sobre el papel «kármico»- no se si utilizo el término correctamente- de esta mujer.
      Saludos.

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  4. Para mi, lo que dices aca es locura neta. El ego te tiene poseido hasta la medula.
    El egoismo no es necesario para nada; es el mal (malefico) que esta terminando con el mundo; es lo que nos priva de vivir existiendo como nos corresponderia… en armonia, sin arrancarse los ojos entre unos y otros, como se ha dado hasta hoy…
    El egoismo y la conciencia son opuestos, por lo tanto, a traves del ego nunca se lograra nada realmente-conscientemente favorable para todos, para el mundo.
    No se puede negar que el ego prevalece y los resultados hablan por si solos. El que no se de cuenta esta ciego, dormido, hipnotizado.

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    • Gracias por tu comentario, Myriola.

      Obviamente, discrepo completamente de tu opinión. Permiteme, por tanto, hacerte una pregunta muy sencilla: ¿Cómo puede ser que tu defiendas “tu” propia opinión, criticando y juzgando la mia (con todo el derecho, por supuesto!!) si tu no fueras un ser individual diferente a mi, con su propia opinión sobre el mundo y sobre la vida, esto es, si no fueras, tu también, un “Ego”?….

      Lo que pretendo mostrarte es que todos. o casi todos los seres humanos modernos, salvo quizás los aborígenes de regiones aun salvajes, vivimos en un estado de conciencia en el que nos percibimos como seres individuales diferentes del entorno que nos rodea, y a eso lo denominamos “Yo”. La palabra “ego”, en latín, significa “yo”, y es a esa “conciencia” de ser un “yo” a la que yo me refiero, y no al concepto de “egoísmo” en el sentido de maldad o corrupción moral, que le han atribuido tradicionalmente las antiguas concepciones religiosas. Esto ultimo tendría también una discusión muy interesante, pero no es el lugar ahora de realizarla.

      Espero que mi respuesta te aclare algo más el sentido de mi post.

      Un saludo.

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  5. Desde luego q sí. Frente a una tendencia orientalista mal entendida q aboga x la erradicación del «yo», surge el elixir de la Ciencia Espiritual, poniendo en valor ése aspecto fundamental de la Psique Humana. Ahora bien, el ideal alcanzable, tras un proceso de «Individuación», consistiría en trascender el «ego», q deviene entonces «Yo Superior»: «No yo, sino CRISTO en mí».

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  6. Oye. ¿Y qué opinas de Teiodos Bank? Un banco que se autodefine como «ético» y que se dedica a subvencionar proyectos de la Sociedad Antroposófica. Si tú perteneces a esta Sociedad, y si me permites la broma, te van a «estirar de las orejas» por escribir este artículo.

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    • Lo incluyo como tal en las entidades «éticas». Tuve la oportunidad de participar en la fundación de Triodos, así como de abandona el proyecto cuando pude ver la dirección que querían tomar, y que les ha llevado, al menos hasta ahora, a ser un «fake» de la economía asociativa. De hecho no sólo han financiado iniciativas vinculadas a la Antroposofia sino también ecología, economía «social», etc…pero ese no es el camino de transformación de las finanzas que se necesita en este momento. Y si me tiran de las orejas allá ellos…se habrán convertido en una iglesia más. Gracias por tu comentario. Un saludo.

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